Un informe especializado reveló que en los últimos seis años el poder de compra de las jubilaciones se deterioró en un 52% y que solo el 48% de la población económicamente activa aporta al sistema previsional. A su vez, la tasa de trabajadores activos por cada pasivo es de 1,6 a 1, mientras que se necesitan entre tres y cuatro aportantes por cada jubilado para que el sistema se sostenga.
Éstas son algunas de las conclusiones a las que arribó el informe “Jubilaciones y pensiones en Argentina, análisis del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA)”, que realizó la Fundación Éforo.
El trabajo trazó una cruda radiografía del sistema previsional argentino caracterizado por baja cantidad de trabajadores activos, salarios que apenas cubren los gastos básicos, pérdida constante ante la inflación y pocos incentivos al aporte.
A partir de los últimos datos públicos disponibles, el trabajo analiza la estructura, sostenibilidad y recursos del SIPA a lo largo de los últimos 20 años.
Del informe se desprende también que los jubilados pierden calidad de vida en comparación a su etapa activa y que la fórmula de movilidad actual agrava la caída del poder adquisitivo ante la aceleración inflacionaria.
10,8 millones de trabajadores activos sostienen 6,8 de jubilados y pensionados
Los números del SIPA explican ese deterioro: en la actualidad está conformado por 10,9 millones de trabajadores aportantes y otorga 6,8 millones de beneficios. “Mientras que hacia fines de 2022 se incorporaron 700 mil trabajadores en relación de dependencia, los independientes aumentaron en 1,3 millón”, precisó.
Federico Recagno, presidente de Fundación Éforo, sostuvo que el informe advierte que “las personas que logran aportar 30 años al SIPA son cada vez menos representativas en el mundo del trabajo. Esta situación debilita los mecanismos de financiación, el grado de cobertura, el valor real de los beneficios otorgados y la propia sustentabilidad del Sistema Previsional”.
En este sentido, una cifra es reveladora de la insostenibilidad y el desfinanciamiento del sistema: hay seis millones de trabajadores informales que no aportan al SIPA.
Por otra parte, de acuerdo con los datos de ANSES alrededor del 50% de los beneficiarios perciben una jubilación mínima. En promedio entre mujeres y hombres, la Canasta Básica Total representa el 75% de ese haber mínimo y deja escaso margen para atender otras necesidades primordiales.
A modo de conclusión, el trabajo destaca cuatro situaciones que explican la inestabilidad estructural del SIPA. En primer lugar el déficit de financiamiento, seguido por una creciente demanda de protección social por parte de poblaciones vulnerables. En tercer lugar, las bajas jubilaciones en comparación con los ingresos percibidos durante la etapa laboral. Finalmente, el doble desincentivo, por un lado, de los trabajadores a aportar al sistema por el escaso valor de las jubilaciones y de los empleadores a no formalizar al trabajador contratado, por el otro.
“Muchas veces, desde los funcionarios, se habla de los jubilados como si los jubilados no existieran. Como si fueran un adorno molesto al que hay que encontrarle un lugar. Nuestro informe habla de números, pero también de personas. Son datos para encarar, de una buena vez, una mejora permanente y ascendente de nuestros jubilados”, indicó Recagno.
La Fundación Éforo se dedica a promover y divulgar investigaciones y estudios sobre la problemática estatal, a nivel nacional e internacional, en áreas políticas, económicas y sociales. “Incentivamos la participación y el control ciudadano realizando actividades educativas para la promoción del compromiso social, cívico y político”, señalaron desde la entidad.