En un provocativo artículo publicado en Time, Mark Hyman y Ron Gutman, reconocidos expertos en medicina funcional y tecnología sanitaria respectivamente, plantean una audaz comparación: tratar el azúcar de la misma manera que se trata al tabaco. Argumentan que el impacto de la dieta en la salud es profundo y abogan por medidas más rigurosas, como advertencias en las etiquetas alimenticias, para concientizar sobre los riesgos del consumo excesivo de azúcar.
La columna de opinión destaca que la comida que consumimos afecta todos los aspectos de nuestras vidas y cuerpos, desde nuestras hormonas hasta nuestra química cerebral y sistema inmunitario. Hyman y Gutman proponen que los consumidores deben entender el valor nutricional de los alimentos para tomar decisiones informadas, especialmente en lo que respecta al azúcar.
En Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) recomienda un consumo máximo de 50 gramos de azúcar añadida por día para adultos, basado en una dieta de 2 mil calorías. Sin embargo, el promedio estadounidense consume aproximadamente 150 gramos de azúcar diariamente, lo que contribuye a una alarmante tasa de diabetes y prediabetes en la población adulta.
Los autores resaltan que existen más de 60 formas diferentes de identificar el azúcar en las etiquetas nutricionales, lo que dificulta que los consumidores regulen su ingesta. Propuestas como la implementación de etiquetas frontales que adviertan sobre un alto contenido de azúcar, similares a las adoptadas en países como Chile e Israel, han mostrado efectividad en la reducción del consumo de bebidas azucaradas y cambios positivos en los hábitos de compra de alimentos.
La columna también destaca la figura de Peter Barton Hutt, conocido como el padre de las etiquetas de información nutricional. Durante su mandato en la FDA en la década de 1970, Hutt lideró la transformación hacia regulaciones más proactivas, incluyendo la implementación de etiquetas de nutrición.
A pesar de su trabajo riguroso en la regulación de alimentos, Hutt mantenía una dieta equilibrada, disfrutando de hamburguesas y helados con moderación. Su legado sigue siendo relevante en la evolución continua de las etiquetas nutricionales y la lucha contra la obesidad.