a compañía Nielsen IQ confirma la cifra que difundió la firma Scentia. Todos los canales de ventas registraron pérdidas en los últimos dos meses. El sector de alimentos y bebidas muestra la caída más significativa.
Tras los datos de la consultora Scentia publicados días atrás, un nuevo informe privado ratificó la contudente caída que tuvo el consumo masivo en agosto respecto del mismo mes del año pasado. Se trata de Nielsen IQ, que informó que la contracción -según sus cifras- fue del 16,7% y las ventas acumulan una disminución del 17,6 por ciento.
Todos los canales cerraron en negativo en el último bimestre (julio-agosto) y si bien en la comparación mensual algunos retailers afirman estar un poco mejor, las comparaciones interanuales seguirán siendo muy negativas, ya que el 2023 fue un año de fuerte consumo, especialmente en el último cuatrimestre del año, no sólo por la inflación sino también porque se acercaba la devaluación y los bienes serían luego mucho más caros.
De acuerdo con el informe, el consumo de alimentos retrocedió 15,8%, impulsado por los No básicos (-14,1%), las Golosinas (-17,3%) y los alimentos básicos (-17,6%). En tanto, el consumo de bebidas bajó 17,7% continuando la tendencia. La retracción de bebidas alcohólicas fue del 27,2% y de bebidas no alcohólicas, 13,9%. Cuidado personal y limpieza bajó el mes pasado 16,7% impulsado por limpieza del hogar y de la ropa (-18,5%) y por cosmética y tocador (-15,9%).
Para la firma que dirige Osvaldo del Río, los productos que menos se consumieron durante el mes pasado fueron los de tipo impulsivo (-27%), bebidas sin alcohol (-24,7%), bebidas con alcohol (-24,3%), higiene y cosmética (-20,1%), limpieza de ropa y hogar (-15,9%), desayuno y merienda (-14,4%), alimentos (-12,4%) y perecederos (-9,4%).
Por canal de venta, la baja en supermercados fue del 17,9% interanual y en autoservicios, 16,5%. La caída del consumo masivo en agosto fue mucho más acentuada en el interior del país que en el AMBA: las caídas fueron del 22,5 y 8,6% respectivamente. Respecto al rubro alimentos, en el área metropolitana disminuyó 4,8% y en el resto del país se desplomó 16,9 por ciento.
El principal motivo de la caída del consumo es la pérdida de poder adquisitivo. Según el Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP UBA-CONICET), el salario promedio real de los trabajadores asalariados formales del sector privado registró una fuerte contracción entre noviembre y diciembre del año pasado. Entre esos dos meses, la pérdida del poder adquisitivo fue del 11%. La magnitud de esta caída mensual no tiene precedentes durante dicho período desde octubre de 2015.
“La tendencia decreciente previa, conjuntamente con la fuerte contracción de estos meses, ubica al salario mínimo entre los valores más bajos de la serie, a excepción de los primeros años de la convertibilidad y luego de su colapso, en 2002/2003. Asimismo, implica una erosión del 59% respecto del valor máximo de la serie, en septiembre de 2011″, aseguró el IIEP.