Marina Silva está detenida y aislada. Deudas millonarias, licencias por tratamiento psicológico y reiterados episodios de violencia de género surgen detrás del macabro doble homicidio.
Marina Silva, la policía que mató a balazos a sus dos hijos de dos y siete años, permanece detenida en una cárcel de San Luis, asilada y con medicación. En las últimas horas Paola Núñez, madre de la acusada y abuela de las víctimas, reveló que “hay algo más” detrás de los motivos que desencadenaron en la tragedia.
Bautista Funes de dos años y Sofía de La Rocha de siete fueron asesinados por Silva en la noche del 1 de octubre. La mujer abrió una garrafa de gas para provocar la somnolencia de los menores, que se encontraban tendidos sobre una cama matrimonial. Después, puso una almohada y un colchón encima de las cabezas de sus hijos y les disparó dos veces a cada uno.“Ni Jonathan (por el padre de Bautista), ni mamá me hicieron embargar el sueldo. Yo sola me llené de deudas y no supe manejarlo. Quise (que) no le falte nada a los niños. Perdón, perdón, ya no pude más. No es culpa de nadie. Pero necesito paz. Pa y ma los amo, hermanos, gracias por todo y Jonathan perdón también, te amo. Perdón por no poder seguir más”, escribió Silva en el cuaderno escolar de la nena, sobre la mesa del comedor.
Si bien el móvil principal de los crímenes se basó en la situación económica que atravesaba Silva, con deudas que llegaban a los 6,7 millones de pesos, la madre de la acusada aseguró que “hay algo más” y que la Justicia está al tanto.
“Hay algo más, que lo hablé en la Justicia. Quizás más adelante se enteren y sepan todo. Ahora no lo puedo decir, pero sí, hay algo más. Yo lo había borrado porque me daba vergüenza exponer lo que estaba pasando”, reveló Núñez después de viajar a San Luis para despedir los restos de sus nietos.
Marina Abigail Silva asesinó a balazos a su hijo de 2 años y su hija de 7
En ese sentido, la mujer se refirió al estado de salud mental de Silva y a su profesión como policía, así como también a hechos de violencia de género: “Le tendrían que haber quitado el arma”, sostuvo.
Paola Núñez contó que Silva se había separado del padre de Bautista por reiterados episodios de violencia y que tuvo que iniciar un tratamiento psicológico por el que le dieron licencia en la Policía durante varios meses.
“Mi hija hace dos años que ya no tenía que ser policía. Cuando entró en un tratamiento psicológico y psiquiátrico, ya no tenía que haber sido policía. Tenían que haberle sacado el arma”, sostuvo, en diálogo con El Chorrillero.
Núñez también acusó a su exmarido, el padre de Marina, de haberle pagado a un psicólogo privado para que le diera el alta y pudiera seguir trabajando como policía: “Eso tendrían que investigar. ¿Quién le dio el alta para que siga siendo policía?”.
“Mi hija no estaba preparada para ser policía. El primer caso fuerte que le tocó, me llamó a las cinco de la mañana llorando para que la vaya a buscar”, agregó. Sostuvo que tampoco estaba “capacitada para ser madre” y que “jugó a serlo”.
Respecto a la salud mental de su hija, Núñez opinó que cree que la acusada no saldrá con vida del Servicio Penitenciario. “Esa no es mi hija, a esa persona yo no la reconozco”, expresó.
Macabro: así fue el doble crimen en San Luis
La mujer de 30 años cumplía funciones como subinspectora en la Comisaría 34 de Juana Koslay, San Luis
Las fiscales María del Valle Durán y Antonella Romagnoli reconstruyeron qué sucedió aquel 1 de octubre en el que Mariana Silva asesinó a sus dos hijos.
Según las fiscales, el doble homicidio ocurrió entre las 5.30 y las 6.30 de la mañana cuando Bautista y Sofía dormían en la cama matrimonial. Silva había colocado una garrafa abierta en el pasillo con el fin de provocar la somnolencia de los menores. Luego, ingresó al cuarto y realizó un primer disparo con su arma reglamentaria en el colchón para “probar el funcionamiento”.
Después, puso una almohada y un colchón encima de las cabezas de sus hijos y les disparó dos veces a cada uno. “Las heridas dieron muerte inmediata”, sostuvo la fiscal Romagnoli.
Tras esto, dejó una nota a sus familiares, colocó carteles de advertencia en la parte de afuera de su casa, envió mensajes en un grupo de WhatsApp que tenía con su familia y hasta le dio aviso del crimen a sus colegas de la Comisaría 34° de Juana Koslay.
Silva fue encontrada poco después, sentada a orillas del dique Cruz de Piedra, junto a un arma y una sábana. “Me quiero ir con mis hijos y mi abuela”, habrían sido las palabras de la mujer.
La mujer fue detenida y trasladada a la Comisaría de Atención a la Niñez, Adolescencia y Familia (Canaf). Está imputada por homicidio doblemente calificado por el vínculo y por alevosía, agravado por el uso de arma de fuego.