El Banco de Alimentos lleva seis años dignificando la vida de cientos de familias necesitadas en la capital chaqueña. La solidaridad es lo que mueve a todos los voluntarios que trabajan para que la ayuda llegue a aquellos cuya situación económica es precaria.
Chaco Corrientes SoyNorte Club
Domingo 24 de Noviembre, 2024Buscar
Florencia Martínez
Redactora
Asisten con más de 500 toneladas de comida por mes
Banco de Alimentos Chaco, la asociación que busca dignificar la vida de las familias más necesitadas
El Banco de Alimentos lleva seis años dignificando la vida de cientos de familias necesitadas en la capital chaqueña. La solidaridad es lo que mueve a todos los voluntarios que trabajan para que la ayuda llegue a aquellos cuya situación económica es precaria.
Hace seis años que en Resistencia existe un banco de alimentos que asiste a 125 merenderos de la ciudad y entregan 50.000 kilos de mercadería mensuales. ¿Lo destacable?, que trabajan con empresas privadas que donan alimentos que no pueden llegar a las góndolas y son de primera necesidad para cientos de vecinos de la ciudad.
Lamentablemente hoy son noticia por los seguidos robos que le suceden, donde hacen boquetes solo para robar comida. Un drama que atraviesa a la sociedad, a las edades, a los gobiernos. Pero detrás de estas malas noticias hay un grupo de voluntarios que le ponen el cuerpo y alma para calmar un poco el hambre que hay en una sociedad desigual.
CÓMO TRABAJAN
En la actualidad, 30 voluntarios son parte del Banco de Alimentos que está presidido por Ernesto Colombo. La metodología de trabajo consta en la recepción de las donaciones de alimentos y productos de empresas, supermercados, mayoristas y en algún momento también contaron con la colaboración de productores agropecuarios.
Una vez que reciben los productos, se clasifican dichas donaciones con la ayuda de los voluntarios para luego almacenarlas. Luego continúa el proceso de convocar a las organizaciones sociales que tengan un merendero constituido para ofrecerles los alimentos y productos disponibles que retiran del centro de distribución que se encuentra en la zona.
Cabe resaltar que en la actualidad son 125 los espacios que reciben sus alimentos, los cuales contienen personería jurídica y cumplen ciertos requisitos a la hora de anotarse. Si bien la demanda fue en aumento y hay una lista de espera, el Banco de Alimentos hoy se centra en poder cubrir las necesidades de estos grupos que ya vienen trabajando desde hace años. Con esos alimentos, las organizaciones sociales dan de comer a cientos de personas por día.
LOS TRES PILARES QUE HACEN FUNCIONAR
Para que el Banco de Alimentos pueda funcionar necesita de tres pilares fundamentales que se retroalimentan entre sí: se trata del voluntariado, los donantes de alimentos y las organizaciones sociales. En esta cadena de personas necesarias están los voluntarios, personas individuales que se acercan para donar su tiempo. Pueden ser voluntarios permanentes o pueden optar hacerlo como voluntarios ocasionales, como suceden cuando hacen las grandes campañas dos o tres veces al año.
La actividad consiste en controlar el estado de los alimentos donados para garantizar que lleguen en perfecto estado a los beneficiarios. Pero para que los voluntarios hagan su trabajo son necesarias las donaciones, las cuales provienen de parte de la industria, del supermercadismo y de productores. Las empresas de logística colaboran donando fletes que se utilizan para trasladar los alimentos y productos desde el donante hasta el Centro de Distribución.
Los alimentos y productos que reciben llegan porque perdieron su valor comercial, pero están en perfectas condiciones para ser consumidos. Una vez que llegan al centro de distribución son clasificados, almacenados y luego distribuidos entre las organizaciones sociales.
Cada organización social se acerca al Centro de Distribución a buscar su pedido que previamente ha sido ordenado y preparado según su necesidad. Finalmente, el alimento retirado llega a la organización social, donde es consumido. Los alimentos y productos que reciben son no perecederos y perecederos como refrigerados y congelados; además de materias primas y productos semielaborados.
Por último, y no menos importante, están las organizaciones sociales, que son las encargadas de darle alimento a cientos de chaqueños a través de sus merenderos. Estas instituciones se encuentran ubicadas en las distintas zonas más desfavorecidas del área metropolitana de Resistencia y atienden a cientos de personas por día, en su mayoría niños y adolescentes. Para garantizar un sistema eficiente de entrega de alimentos y productos donados, es requisito fundamental que las mismas cuenten con aval jurídico y mantengan las condiciones sanitarias adecuadas para brindar el servicio alimentario.
LA RAZÓN DEL HAMBRE
Según el diario La Nación, ante esta crisis económica y social es interesante analizar que más de la mitad de los chicos que van a los comedores comunitarios recibe ayuda del Estado y son mayoría los que viven una situación de inseguridad alimentaria: tres de cada 10 debieron saltearse alguna comida o redujeron las porciones y cuatro pasaron hambre en el último año, según un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina. Es decir, no alcanza. En marzo, representaban el 11 % de los niños y adolescentes del país.
“En las situaciones de pobreza, lo primero que hacen los hogares es restringir la calidad de los alimentos y son las mujeres adultas las que bajan la cantidad de sus ingestas diarias, para luego ser los hombres adultos y finalmente los niños los que dejan de comer. Es entonces que se habla de inseguridad alimentaria severa, cuando los padres afirman que los chicos pasan hambre”, explicaba hace unos meses a este medio Ianina Tuñón, una de las investigadoras que elaboró el informe junto con Matías Maljar.
En diciembre, la cartera de Capital Humano liderada por Sandra Pettovello, decidió auditar el sistema de comedores para eliminar a los “intermediarios”, en alusión a las organizaciones sociales. Así, se cambió el sistema de asignación de fondos, lo que aún está en proceso. Esto ocasionó el cierre de cientos de comedores en el país porque se cortó la asistencia de alimentos. Más adelante se reactivó la distribución
de la mercadería en manos del Gobierno a través de organizaciones religiosas.
Juan Frangioli: “A mí me reconforta, siento que me llena el alma”
Juan es uno de los voluntarios que prestan servicio en el Banco de Alimentos, tal vez una de las caras más visibles de esta entidad. Pero no es el único, porque detrás de él hay otros voluntarios que entregan sus ganas y tiempo para que pueda funcionar esta gran ayuda para los que menos tienen. Tal vez sea desconocido su trabajo, pero no por eso pasa desapercibido. “Una de nuestras grandes falencias es que no nos conocen, no saben bien a qué nos dedicamos”.
En este sentido, explicó: “Somos más de 15 bancos de alimentos en Argentina, que trabajamos conjuntamente, somos un equipo” dijo Juan a NORTE. Como dato sobresaliente vale la pena aclarar que los bancos asistieron a más de 1.100.000 personas a nivel nacional con más de 15 millones de kilos (de alimentos) en el año 2023.
“Nos queremos dar a conocer e invitar a más empresas a que nos conozcan y para que se sumen”, explicó Frangioli, y agregó: “Somos una de las organizaciones más grandes en distribución de alimentos y trabajamos de manera articulada con los privados, el Estado no tiene injerencia en el Banco”.
El Banco de Alimentos de Paraná inició su camino en 2018 con la ilusión de armar el primer Banco de Alimentos de la provincia. “El compromiso de nuestros donantes nos permite ayudar a las personas que padecen inseguridad alimentaria y, a su vez, evitar el desperdicio de alimentos”, dice el voluntario.
En su experiencia personal, Frangioli se sumó al Banco en la pandemia. “Tenía un tiempo libre y entré a ayudar. Cuando descubrís las necesidades que hay es imposible salir o no trabajar para aportar, desde el lugar que pueda, un granito de ayuda a los que más lo necesitan”. “A mí me reconforta cuando voy y entrego los alimentos, hago algo que siento que me llena el alma. Me hace sentir bien y me gusta”, recalca Juan, y añade: “Otra cosa que está buena es que cuando vos tenés contacto con esa gente, que recibe los alimentos, lo agradecida que es con lo que recibió, ellos valoran un montón la acción nuestra o la del Banco en general”.
El robo reiterado en el Banco es uno de los temas que más se habla hoy, y entre unas de las primeras declaraciones que dieron desde la entidad fue el de cerrar y fue la propia gente beneficiada la que recibió los primeros mensajes de preocupación y la predisposición de generar grupos de personas para cuidar el galpón.
“Estas cosas es lo que nos hace sentirnos bien, confortados con nuestro trabajo. Si bien es un bajón lo que pasa, que haya gente que esté dispuesta a ayudar cuando nosotros los tenemos que ayudar a ellos, es lo que nos hace pensar que estamos haciendo las cosas bien”, cuenta Frangioli.
LA PRIORIDAD ESTÁ EN LA SEGURIDAD
El Banco de Alimentos de Resistencia, atraviesa una situación límite debido a una alarmante seguidilla de robos. En un comunicado de prensa se denunció que en los últimos cuatro meses fueron víctimas de más de 50 robos, incluyendo boquetes y daños graves a las instalaciones, lo que resulta en la pérdida de alimentos y recursos, además de “un daño emocional y físico irreparable a quienes forman parte de esta institución”.
“Como fundación sin fines de lucro, ni políticos, ni religiosos, recuperamos alimentos que, por diversas razones, no son aptos para la venta (próximos a vencer, embalaje roto, etcétera) pero sí para el consumo, y los distribuimos entre 125 entidades que asisten a miles de personas”, remarcaron.
Señalaron que, gracias a ese trabajo, se entregan más de 50.000 kilos de comida por mes, cumpliendo un rol clave en la lucha contra el hambre en Resistencia. “Sin embargo, esta ola de inseguridad no solo nos está agotando emocionalmente, sino que también nos impide sostener las operaciones”, sostuvieron, y añadieron: “Estamos enfrentando riesgos enormes de cerrar nuestras puertas, un hecho que afectaría directamente a quienes dependen de nuestra ayuda para llevar un plato de comida a sus mesas”, afirmaron.
“Hacemos un llamado urgente a las autoridades y a toda la comunidad para que nos apoyen. Necesitamos medidas concretas que garanticen nuestra seguridad y nos permitan seguir trabajando en esta causa vital. No queremos bajar los brazos, pero no podemos continuar solos”.
“El Banco de Alimentos de Resistencia es el resultado del esfuerzo y la solidaridad de muchas personas comprometidas con el bienestar de quienes más lo necesitan”, sostuvieron, y manifestaron: “Hoy más que nunca, necesitamos que esa solidaridad se haga presente para salvar esta institución que tanto aporta a nuestra comunidad”.
CAJAS NAVIDEÑAS
Una de las cosas que resalta Juan es la ayuda que recibieron de un mayorista que donó 1000 cajas navideñas para que las familias pasen unas Fiestas con las necesidades básicas cubiertas y puedan tener algo con que brindar y compartir. Asimismo, desde el Banco de Alimentos están vendiendo cajas navideñas para poder recaudar fondos para continuar con la ayuda a los distintos merenderos.
Así que toda persona que quiera colaborar comprando una, puede comunicarse con algún voluntario o al Instagram del Banco de Alimentos Chaco para obtener la suya.
Cómo podés colaborar
Banco de Alimentos de Chaco: podés sumarte como voluntario, hacer una donación de dinero como particular o sumarte como empresa, ya sea a través de la donación de alimentos, productos y servicios logísticos, dinero o tiempo que se transforma en ayuda. Para más información o para la gente que quiera conocer más sobre esta institución, pueden comunicarse a través del Instagram del Banco de Alimentos Chaco.
Por Florencia Martínez