El empresario se refirió a las polémicas internas familiares y a la ausencia de la extenista en el casamiento de Oriana Una fractura se instaló en el corazón de una de las familias más icónicas de la Argentina. Ova Sabatini, el empresario y actor que construyó su vida entre los afectos, rompió el silencio sobre la compleja relación con su hermana, Gabriela Sabatini, la mejor tenista argentina de la historia. En una entrevista para Intrusos, abordó las internas familiares con una mezcla de tristeza y resignación, al intentar iluminar un conflicto que, según sus palabras, permanece en la sombra.
“Hay situaciones familiares… situaciones que son muy tristes y espero que se resuelvan rápido”, reveló al regresar de unas vacaciones, con una mirada que intentaba esconder el peso de los años. “A mí me gusta la familia unida, siempre. Cada uno tiene sus tiempos y hay que respetarlos”. Sin embargo, esas palabras cargadas de diplomacia no lograron ocultar una verdad más amarga: el vínculo entre los hermanos está desgastado, y la distancia parece haber ocupado el lugar de la cercanía que alguna vez los unió.
El conflicto no es reciente. Como señala el empresario, el quiebre se remonta a episodios que permanecieron mayormente en la privacidad familiar. Pero uno de los momentos más visibles de esta tensión ocurrió en un evento que marcó profundamente a Ova: la ausencia de Gabriela en el casamiento de su sobrina Oriana Sabatini, a quien se sabe que estaba muy unida. Para la familia, el vacío fue un recordatorio del alejamiento, una ausencia que resonó entre las risas y los brindis de aquel día. “Yo estoy siempre. Nací y estoy programado para cuidar a la gente que quiero, así lo hice y lo hago con mi hija, con mi esposa… lo hice con mi padre, con mi hermana”, declaró Ova, en un intento por reafirmar su posición como pilar de la familia. Pero en la misma conversación dejó entrever su dolor al recalcar que “el 98% de las cosas que se dicen no son ciertas”. Estas palabras, cargadas de ambigüedad, parecen dirigirse tanto a las especulaciones mediáticas como a las versiones que circulan en privado.
El hermetismo de Gabriela, quien desde su retiro del tenis profesional ha llevado una vida alejada del espectáculo y los conflictos públicos, contrasta con la apertura de Ova. Para muchos, su silencio es una decisión estratégica, un intento por proteger un terreno personal que la extenista siempre defendió con tenacidad. Pero este mutismo también alimenta las dudas: ¿Qué ocurrió realmente entre los hermanos? ¿Qué eventos llevaron a esta distancia que hoy parece insalvable? La historia de los Sabatini, una familia que alguna vez proyectó la imagen de unidad, ahora está marcada por interrogantes. Los días de gloria de Gabriela, quien se convirtió en un ícono del deporte nacional, y los éxitos empresariales de Ova, quedaron opacados por una narrativa de desencuentros y silencios. Como él mismo dijo, cada uno tiene sus tiempos. Pero en este caso, el reloj de la reconciliación parece haberse detenido. Catherine Fulop, esposa de Ova y madre de Oriana, también dio su testimonio luego de la boda: “En el casamiento de mi hija no faltó nadie. Estuvimos todos los que la amamos y queremos que ella sea feliz y le deseamos todo lo mejor”, sentenció.
La declaración de Fulop no solo marcó una línea divisoria entre los presentes y los ausentes, sino que también avivó la percepción de una grieta entre las dos mujeres, una relación que siempre estuvo envuelta en misterio y especulaciones.
Sobre el vínculo entre Gabriela y Oriana, la venezolana fue más prudente, aunque no ocultó su incomodidad al tratar el tema. “No me meto en las relaciones de nadie de la familia, prefiero, sobre todo por respeto a mi marido, que lo amo”, afirmó, en un intento por proteger la privacidad de los Sabatini, pero sin cerrar completamente la puerta a las interpretaciones.