Además de las preferencias alimentarias, el estudio de Hall también reveló información importante sobre cómo las dietas afectan a los felinos mayores. Los gatos de mayor edad presentaban niveles significativamente más bajos de DHA, un ácido graso omega-3 crucial para la salud cerebral, ocular y cardiovascular.
Esto se debe a que los gatos más viejos son menos eficientes en la síntesis de DHA a partir de los alimentos, lo que podría tener implicaciones en su salud general. “Los gatos mayores son mucho menos eficientes en este proceso”, explicó Hall.

Otro hallazgo relevante fue que los gatos mayores tenían concentraciones más altas de productos catabólicos microbianos sulfatados, los cuales están relacionados con enfermedades cardiovasculares y renales en los humanos.
Hall sugiere que estos gatos podrían tener un microbioma intestinal diferente al de los más jóvenes, lo que podría explicar estos elevados niveles de descomposición de proteínas. Este descubrimiento resalta la importancia de una dieta adecuada para los gatos mayores, no solo en términos de cantidad de proteína, sino también en su capacidad para procesar estos nutrientes.
