Jueves fresco en la Resistencia que invita a agradecer y sacar los abrigos del placard

Justo el Día de San Cayetano, entre rezos de fe y pedidos para que no falte el pan ni el trabajo, el santo parece haberse encargado también de refrescarnos el alma con una jornada ideal para agradecer .

Lo primero que escucharon los resistencianos este jueves fue es el golpeteo inconfundible de la lluvia relamiendo techos y aceras. Miles se desperezaron bajo un cielo plomizo y una brisa que baja la guardia sólo para regalarnos un milagro fresco. 

La temperatura mínima arrancó en 15°C, lo justo para no olvidar la campera antes de salir. La máxima, si San Cayetano lo permite, podría trepar hasta los 20°C entre nubes densas y esa promesa de chaparrones para la tarde-noche que nos deja mirando cada tanto por la ventana.

La ciudad de Resistencia se adapta, camina bajo paraguas multicolores y encuentra en cada charco una excusa para aminorar el paso. El café humeante cobra revancha sobre el tereré, y quienes se atreven a salir lo hacen con una sonrisa cómplice, sabiendo que son parte de un pequeño acto de fe climatológica.

Pensando en lo que se viene, la gente puede ir planificando el finde (y la ropa): según el Servicio Meteorológico Nacional —que vigila todo desde el Aeropuerto Internacional de Resistencia— este viernes las temperaturas volverán a jugar a la baja: 8°C de mínima y 16°C de máxima, con el cielo apenas algo nublado y un viento sur que promete poner blanco sobre negro a la agenda invernal.

Pero ojo, porque el sábado sí que honrará a los friolentos: el termómetro arrancará brutalmente en 4°C (no olviden bufandas ni guantes) y apenas llegará a los 18°C, aunque este sacrificio helado vendrá con una recompensa de cielo bien despejado. Ya el domingo, día ideal para estirar la sobremesa, nos regalará una mínima de 5°C y una máxima de 20°C con el cielo apenas jugando a las escondidas.

Así, Resistencia le agradece a San Cayetano por este frescor milagroso y reparador. Queda en cada uno decidir si prender una vela, sacar la campera o prepararse un chocolate caliente. Al fin de cuentas, milagro es tener algo bueno que contar y ganas de compartirlo.

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