“Que estén encerrados sería una reivindicación para mí”: denunció a su papá y a su tío por abuso y tardaron 10 años en procesarlos

Anna Paula Curi fue la primera menor en su provincia que se convirtió en querellante por su propio abuso. Tras diez años dilaciones, en un proceso judicial con muchas irregularidades, los acusados fueron procesados pero esperan libres el juicio oral. La víctima teme que se profuguen y casi sin salir de su hogar, mientras que los responsables continúan ejerciendo su profesiones y transitan por Santiago con tranquilidad.

Laura Guarinoni

Por Laura Guarinoni

Anna Paula Curi no es una estudiante de derecho más. Con 22 años le quedan pocas materias para terminar la carrera, trabaja junto a su mamá Moira Curi en Santiago del Estero y conoce mucho de leyes de civiles y de familia. Es que su vínculo con el derecho tiene un tinte personal. Desde muy temprana edad recorre los pasillos de los tribunales pidiendo justicia por ser víctima de abuso sexual, por parte de su padre Raúl Alejandro Amadey y su tío Nicolás González. Transitó los últimos 11 años – toda su adolescencia- un proceso judicial muy invasivo, que incluyó que se sometiera a dos cámaras Gesell, dos declaraciones testimoniales y decenas de pericias. A los 16 años se convirtió en la primera menor de edad en su provincia en ser querellante de su propio abuso para resguardar a su madre, a quien acusaban de “llenarle la cabeza”.

Después de años de múltiples dilaciones judiciales, como el paso de la causa por doce jueces, este año la Cámara de Apelaciones en lo Penal confirmó los procesamientos de ambos abusadores y el llamamiento al juicio oral. Sin embargo, los jueces aceptaron un pedido (irregular) de eximisión y los procesados esperarán en libertad el juicio, que se estima ocurra recién en 2025.

Hoy Anna Paula vive con miedo, no solo porque se ha cruzado con uno de los violadores (pese a tener una orden de restricción), sino porque su abogada y su mamá recibieron amenazas. Su mayor miedo es que los acusados se fuguen y continúe su impunidad. “Que confirmaran los procesamientos me parecía algo muy necesario porque han pasado tantos años, he pasado por tantos cuestionamientos, tantas humillaciones, tantos escraches en redes sociales. Ahora, que estén encerrados sería una reivindicación para mi”, dijo Anna Paula a minutouno.com.

Develaciones

Moira Curi se enteró de que su hija había sido abusada en el 2013. En ese entonces, notaba que Anna Paula, quien tenía 12 años, mostraba problemas de conducta en la escuela, se peleaba mucho con las compañeras. “Volvía llorando a todos los días y eso me pareció rarísimo”, cuenta a este medio la madre.

Moira Curi y su hija Anna Paula Curi.

Moira Curi y su hija Anna Paula Curi.

Una tarde que su hija dejó la computadora prendida para ir a su clase de Inglés, Moira revisó sus chats y se encontró con que en una charla otra chica le decía a Anna Paula: “Callate, violada por tu tío”. Su primera reacción fue llamar al padre de la niña, con quien hasta entonces tenía una excelente relación. Se habían separado en 2003, cuando Anna Paula tenía solo un año y medio, y desde entonces co-parentaban en buenos términos. “No me dio mucha bola. Luego hablé con ella y me dijo `Pablo me ha tocado´. `¿Quién es Pablo?`, dije yo. Él había ingresado a la familia en 2008, como novio de Karina, la hermana de Raul. Era un tío político. Yo no lo conocía”, recuerda Moira.

Anna de a poco fue confesando que su tío la tocaba y era muy violento con ella.Le pegaba, le hacía agarrar la mano con el placard si se negaba a estar con él. Todo ocurría en la casa de su abuela paterna.

La reacción del progenitor llamó mucho la atención de Moira. Sin embargo, jamás se le ocurrió pensar que él también abusaba de su hija. Fue recién cuando la chica cumplió 15, en diciembre de 2016, que ella le confesó lo que vivía desde pequeña.

“No tengo registro de cómo ni cuándo comenzó todo. Encontré dibujos de mi jardín de infantes, yo tenía 3 años, que hablaban de lo que vivía con Amadey. Había normalizado crecer con un padre que abusaba sexualmente de mí pero cuando un extraño hizo lo mismo, allí es cuando empecé a darme cuenta que no era nada normal”, reflexiona la joven.

Antes de que Moira se enterara, Anna Paula le había contado a su papá y a su abuela paterna de los abusos cargados de violencia por parte de Gonzalez. “Mi abuela me decía que eran cosas normales que pasaban en la familia. Me ignoró por completo. Yo necesitaba hablar con alguien y se lo conté a una amiga que tenía en ese entonces, y ella se lo cuenta a su novio y así se enteraron todos mis compañeros”, revela hoy la joven.

Según cuenta, los abusos de Gonzalez y los de Amandey ocurrían en paralelo hasta que en un momento comenzaron a hacerlo juntos. “A mis 15 dejé de verlo a mi papá, era una situación insostenible. Cada vez que lo veía era para ver hasta donde aguantaba. Era insostenible. Quería contarle a mi mamá. No podía protegerlo más”, revela Anna Paula .

El largo camino judicial

El 17 de marzo del 2017 Moira hizo la primera denuncia judicial contra Gonzalez, en contra de la voluntad de su ex (quien aún no había sido acusado por la niña). La fiscal de la causa, Celia Mussi, solicitó el secuestro del celular y la computadora de Anna Paula. Pero la jueza a cargo, Rosa Falco, no dio lugar a las medidas. Un episodio confuso ocurrió luego que Moira fuera a hablar con la jueza que terminó con el apartamiento de la magistrada de la causa. “Cuando salí del despacho, ella inventó que nosotros la habíamos agredido verbalmente”, cuenta Moira y revela que los aparatos tecnológicos secuestrados desaparecieron del juzgado y hasta el día de hoy no se recuperaron.

Poco tiempo después Moira denunció también al padre de su hija. La justicia pasó más de tres años sin acumular ambas causas, como solicitaba la querella porque se estaba hablando de la misma víctima y multiplicidad de actores. A los 16 años Anna Paula ingresó como querellante particular menor de edad. Es el primer caso en la provincia y generó jurisprudencia. “Era tal el ataque a mi mamá que decidí presentarme yo. Es horrible ver que la atacan por algo que me han hecho a mi y ella fue la única que me ha defendido siempre”, cuenta Anna y Moira agrega: “Me decían prostituta, drogadicta, que seguramente un novio mío había abusado de la niña. Ocurría en las audiencias, los propios abogados de los abusadores lo decían”.

Se produjeron un sin fin de medidas legales de una y otra parte que retrasaron el procesamiento. Las denunciantes aseguran que las dilaciones e irregularidades en la causa tienen que ver con que el progenitor tiene una gran influencia política y judicial en la provincia. Amandey es un importante abogado y además es sobrino del intendente de Campo Gallo, Amado Tomás Chamorro. “Están bajo la ala de Chamorro. Adquieren protección política porque él es miembro del PJ local y lleva cinco mandatos como intendente de una localidad muy importante de Santiago. La protección judicial viene por parte de la ex esposa de Chamorro, Sandra Generoso. Ella es camarista y su hijo trabaja en el estudio que defiende a Amandey”, explicó a minutouno.com Carolina Vargas, abogada de Anna Paula.

Al unificarse las causas, ambas recayeron en el juzgado de Control y Garantías de Fernando Paradelo. En septiembre de 2019, éste resolvió imputar al odontólogo infantil Pablo Nicolás González por los delitos de abuso sexual gravemente ultrajante y corrupción de menores. El 10 de febrero de 2020, imputó a Raúl Alejandro Amadey, padre de la menor, como autor del delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo y facilitación de la corrupción de menores de su propia hija. Ambos continúan en libertad gracias a una eximición de prisión – fijaron una fianza de 500 mil y 600 mil pesos, respectivamente- dictada por el juez Darío Alarcón, cuando ya se había apartado de la causa.

Luego de año que la causa ingresara a la instancia de apelaciones, la cámara confirmó en mayo de este año el procesamiento de los acusados, aunque decidieron refrendar la decisión de que esperen en libertad la instancia de juicio oral.

Jaula de cristal

Anna Paula hoy se encuentra esperando con ansias el juicio oral. Transitó toda su adolescencia en juzgados, sometiéndose a pericias, cámaras gesell, contando una y otra vez cómo fueron los abusos a los que fue sometida. “No ha sido nada fácil ser adolescente y tener que pasar por este proceso judicial. Sentía que cada paso que hacía se me cuestionaban, se ponía en duda mi palabra. Incluso mi caso llegó ante la Corte Suprema de justicia para ver si mentía o no mentía, si estaba loca o no. Yo no entendía porque se me cuestionaba, cuando lo único que quería hacer era contar la verdad”, dice. Mientras transitaba el largo camino judicial, Anna Paula logró cambiarse el apellido en 2019 y adoptó legalmente el de su mamá. Hoy se encuentra abocada al estudio pero no tiene una vida clásica de una joven que cursa en la facultad y sale con sus amigos. Hizo toda su carrera de manera online y casi no sale de su domicilio. “Vivo prácticamente en reclusión, trato de no salir a la calle a menos que sea necesario. Me da miedo cruzarlos. Las pocas veces que salí con amigas me crucé con amigos de mi papá que se han enterado y me han dicho de todo, que estaba loca, que mentía”, asegura. Pese a la orden de restricción dictada por la justicia, Amandey transita por Santiago sin preocupaciones. Durante la pandemia visitó la veterinaria de al lado de la casa de Anna Paula y le dejó un mensaje intimidatorio. “Yo llevaba ahí a mi gatita y el veterinario me dijo `lo he conocido a tu papá, me ha dicho que vos vivías aquí a lado`. Me quedé fría. Desde entonces empecé a ir picada y la verdad es que trato de salir lo menos que puedo. Yo estoy recluida porque ellos están libres. Ya me encariñe con mi propia jaula de cristal”, afirma Anna Paula. Durante los últimos años, la abogada y la mamá de Anna fueron amedrentadas, e inclusive amenazadas para que no continúen con las acciones legales.

La abogada contó que “el estudio jurídico que defiende a los abusadores se ha encargado de viralizar partes seleccionadas de las pericias de ella, cuando era menor de edad, de la madre. Las subieron a las redes sociales y los familiares de parte del padre han tirando mucha tierra diciendo que la madre no estaba presente, que se dedicaba a cuidar el pelo nada más, que era una abogada devenida en vedette. Siempre el cuestionamiento estuvo en la víctima y a los abusadores no los peritaron ni una sola vez”.

Moira Curi, mamá de Anna Paula, y su abogada Carolina Villagra.

Moira Curi, mamá de Anna Paula, y su abogada Carolina Villagra.

Sobre sus expectativas sobre el juicio, Anna Paula dice: “Después de casi 11 años ya no es justiciaNo tengo esperanza en que el juicio vaya a reparar el daño que me hicieron. Me han hecho pasar por absolutamente todo, y no creo que haya reparación para todos los años de vida que me han quitado, incluso si llegamos a una sentencia favorable”. Sin embargo, asegura que su sueño es poder defenderse junto a su mamá y su abogada: “Antes no me inclinaba por la abogacía. Decidí seguir los paso de mi mama cuando inicia todo esto cuando empiezo a ver como era el manejo de la justicia con tanta impunidad, con tanta corrupción. Me gustaría poder aportar desde mi lugar de víctima pero también desde el lugar de profesional.” Pese a su reparo para con el sistema judicial y su propia experiencia, Anna asegura que le da tranquilidad que su historia se conozca para poder ayudar a otras víctimas. “No me arrepiento de haber denunciado.Yo siempre voy a elegir la vía correcta, la vía legal. Nunca le he pedido nada a la justicia que no corresponda”, señala y cuenta que empezó a trabajar en el estudio de su mamá para colaborar con otros casos de abusos. “Me alegra poder ponerme al servicio de otras mujeres que han pasado por lo mismo, como profesional y también como víctima. Busco transformar la justicia desde adentro”, destaca.

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