En su primer superclásico de su segundo mandato, el Muñeco puede ser determinante por una situación que afecta al Xeneize.
RIVER ya superó de manera aceptable el primer duelo de cuartos de final ante Colo Colo. Se llevó un empate en medio de un clima hostil y en un trámite en el que hasta podría haber perdido en la última bola de la noche si no fuera por la pericia de Franco Armani.
No hay tiempo para relax porque ya se inició la cuenta regresiva hacia un sábado muy especial: lo espera Boca para animar el Superclásico en la Bombonera. Pero el partido más importante del fútbol argentino puede quedar esta vez en un segundo plano para los de Núñez ya que la serie contra los chilenos no está cerrada ni mucho menos.
En ese sentido, el entrenador Marcelo Gallardo manifestó que “tengo que evaluar las condiciones en que terminaron los jugadores. En esta seguidilla de partidos de mucha intensidad hay un desgaste, tenemos poco tiempo de recuperación, hay que evaluar bien y decidiré horas antes”. De modo que la posibilidad de que a la cancha salten mayoría de suplentes es muy alta, a sabiendas también de que por ejemplo Matías Kranevitter, Maxi Meza y Fabricio Bustos terminaron doloridos y con molestias.
Está claro entonces que la prioridad se centra el próximo martes en el Monumental, aunque el primer enfrentamiento contra el Xeneize de su segundo mandato tiene para el Muñeco un sabor muy especial.
No solo por tratarse del archirrival al que supo propinarle golpes de KO como la obtención de la Copa Libertadores en la final de Madrid sino porque parece tener en sus manos el hacha con la que puede descabezar a un equipo que viene con dudas en el juego y en la continuidad de su conductor.
No hay tiempo para descanso: River ya se puso el chip de Boca. ¿Irá con suplentes?
¿Puede Gallardo convertirse en el juez del futuro boquense? Si con el hacha no llega a degollar a su colega, al menos podría llegar a cortar una de las sogas que lo atan al banco de Boca.
Pero la preocupación mayor de Napoleón pasa por no desgastar a una tropa que sintió el impacto de la primera batalla en Santiago y que en la Ribera puede exhibir varios soldados de recambio. Del otro lado, la lucha será contra los rivales que vistan la Banda Roja y contra los propios fantasmas.