El entrenador de Chivas estaría al frente del equipo en el duelo tapatío, que concita la atención de los hinchas, antes de emprender la aventura Xeneize.
FERNANDO GAGO Y SU VÍNCULO CON BOCA todavía no está cerrado más allá de que todos los caminos de Guadalajara conducen a Brandsen 805 en la teoría de los acontecimientos suscitados desde hace 24 horas, cuando se produjo el contacto entre el presidente Juan Román Riquelme y su antiguo compañero de equipo.
Sin embargo, la situación ingresó en un momento de silenzio stampa tras la reunión que mantuvo Gago este miércoles después del entrenamiento con el mandamás de las Chivas, Amaury Vergara, y de la que se retiró en total hermetismo a bordo de su majestuosa máquina color negro con tapizados de cuero blanco. La cifra para ejecutar la cláusula de rescisión asciende, según los medios mexicanos, a 2 millones de dólares. Pero lo económico no es un impedimento para concretar que un hijo dilecto de Boca que se formó allí desde los 9 años ahora asome por el túnel de la Bombonera para dar indicaciones detrás de la línea de cal.
Lo cierto es que no habrá salida de la institución mexicana hasta que Chivas no dispute ante Atlas el denominado clásico tapatío, que concita gran atención de los fanáticos y en el que están puestas muchas expectativas deportivas para el equipo. El argentino de 38 años quiere cuidar las formas para concretar su despedida y prefirió que se aquieten las aguas hasta después del derby.
Gago dejaría Chivas una vez que se juegue el clásico del sábado ante Atlas.
Una vez que finalice ese compromiso que disputará como local en el Estadio Akron, Gago podría preparar el retorno a la Argentina, aunque Vergara, el dueño del club azteca, le ofrecería el oro y el moro para que permanezca.
Más temprano que tarde, el futuro de Fernando Gago parece estar teñido de Azul y Oro una vez más, aunque ahora desde otra perspectiva.