El economista cordobés estuvo 61 días en la ANSES. En ese lapso expuso un negocio poco claro con las pólizas de seguro que terminó con Alberto Fernández imputado y ex funcionarios y empresarios allanados por la Justicia. Milei lo echó porque su esposa, que es diputada, votó en contra de la Ley Ómnibus
El fugaz titular de la ANSES, el cordobés Osvaldo Giordano, contó cómo descubrió “por casualidad” un negocio poco claro con los seguros, mediante la participación de empresas intermediarias que cobraban comisiones por encima del mercado en las pólizas que estaban obligadas a contratar organismos que dependían de la administración central durante el último gobierno kirchnerista. “Me asusté porque había que pagar 1.700 millones de pesos”, reconoció.
El ex funcionario hoy está buscando trabajo después de haber sido despedido. Javier Milei lo echó el mes pasado con modos fieros en represalia porque su pareja, la diputada Alejandra Torres, votó en contra de unos incisos de la fallida “Ley Ómnibus”. No importó que votaron igual otros 149 legisladores, a ella la crucificaron en las redes. Encima, Giordano fue el único despedido de los cuatro cordobeses del Gobierno. Los otros tres siguen en sus cargos. “Fue todo muy violento”, recuerda el mal trago, en una entrevista con Infobae.Se trata de una presentación obligatoria para contar lo que hizo en 61 días y que lo catapultó a una exposición pública masiva y estar en las noticias. Fue el principal responsable de destapar el escándalo de los seguros que salpicó a Alberto Fernández, a varios ex funcionarios y empresarios. Giordano dejó expuesta una matriz extendida de comisionistas enganchados a pólizas de Nación Seguros. Lo que descubrió fue tan grave que el ex presidente ya está imputado en una causa y anoche allanaron al ex titular de la aseguradora estatal Alberto Pagliano, amigo de la juventud de Alberto Fernández. A Héctor Martínez Sosa, empresario del seguro y a la vez esposo de la secretaria histórica del ex presidente, María Cantero, y a quien le debe hace años 20 mil dólares. Y también al broker Pablo Torres García, vinculado a Nicolás Caputo y que orbitaba en el mundo del PRO.
En esos dos meses -como lo contó en primera persona en esta entrevista- Giordano se ocupó de que se conociera el monto que cobra Cristina Kirchner entre su jubilación y la pensión por Néstor Kirchner. Y despidió a 510 empleados jerárquicos que tenían sueldos, en promedio, de 2,5 millones de pesos. “Para todo hubo que vencer muchas resistencias, romper el ‘no se puede’. Pero cuando la dirección es clara, la gente acompaña”, recordó el economista, que llegó al gobierno de Milei por las suyas y sin el padrinazgo de su último jefe, el ex gobernador cordobés Juan Schiaretti.
La entrevista a Giordano
–Para entender tramas complejas, lo más aconsejable es empezar por el principio. ¿Cómo se descubrió en la ANSES este negocio de los seguros?
–Apareció este tema de los seguros en medio de muchos líos que estábamos resolviendo al mismo tiempo: contratos de limpieza, tecnología, recursos humanos y demás. Un organismo como ANSES, que tiene 14.000 personas, no se puede parar seis meses para empezar todo prolijito, porque hay que pagar jubilaciones, salarios familiares, AUH. Se tiene que hacer todo mientras se ordena un organismo bastante caótico. ANSES da créditos a jubilados y existe un riesgo de que el tomador de ese crédito fallezca y se pierda el recupero por esa deuda. Ese riesgo se manejó bajo lo que técnicamente se llama autoseguro: se hace un descuento a todas las cuotas de todos los créditos y con eso se cubren las pérdidas o quebrantos que generan los jubilados que fallece.
–¿Y qué pasó? ¿Por qué se cambió esa modalidad?
–Esto cambió con un decreto de Alberto Fernández. Se dispuso que no hubiera más autoseguro, tenía que ser un seguro y tenía que ser un seguro contratado con Nación Seguros. Cuando llegamos apareció una cifra importante de pago a Nación Seguros. Asustaba el número, porque en noviembre eran 1.700.000.000 de pesos. Hacer un estudio sobre la conveniencia de este contrato iba a demandar muchos meses y teníamos que la póliza vencía a fin de febrero y había que tomar una decisión. Podíamos hacer un largo estudio o no hacer nada y renovar lo que estaba. Ahí yo pido que se analice cuánto costaría volver al autoseguro, es decir a lo que ANSES pierde cuando fallecen los tomadores de esos créditos. Se hizo el cálculo y dio que había una brecha de más o menos de 40%. Fue un cálculo muy simple, rudimentario.
–¿Pero si la diferencia era de 40% estamos hablando de 700 millones de pesos de más en un mes?
–Exactamente. Es es el número.
–¿Encima a esto hay que multiplicarlo por 12?
–1.700 millones fue hacia fin de año, con los créditos del año pasado, que fueron muchos. Hay que tener en cuenta la inflación y que crecen mucho las sumas involucradas en los créditos. En enero fue mucho menos.
–¿Y entonces?
–Como la cifra fue tan grande, decidimos en el momento: suspendemos. Y eso se hizo en enero. Le comunicamos a Nación Seguros que íbamos a suspender los seguros.
–¿Cuando comunicaron a Nación Seguros que iban a suspender este contrato tuvieron alguna queja, presión política, algún llamado?
–No. Salvo las inercias propias. Te dicen que no se puede, que siempre se hizo así, pero no tuve nada especial. Para mí fue toda una sorpresa que una vez que lo comunicamos, que eso fue hace bastante, en enero, aparece después la nota de Clarín de Ricardo Roa, que explica toda una trama que nosotros no conocíamos. Empresarios, funcionarios y gente que yo no sabía de su existencia.
–¿Pero a ustedes no les llegaron los nombres de los intermediarios? ¿Los Martínez Sosa, los Torres García?
–No. Teníamos muchos problemas que resolver, urgencia que nos apremiaban. Cuando resolvimos pasar a los autoseguros, pasamos a otro tema, dimos vuelta la página.
–¿Ahora para usted quién ponía los intermediarios? ¿ANSES o Nación Seguros?
–La denuncia del Ministerio de Capital Humano que hizo la semana pasada lo explica muy bien.
–Sí, Infobae la anticipó el jueves pasado, es una denuncia contra un empleado del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de la ANSES, Federico D’Angelo Campos.
–En la denuncia hay una nota firmada por alguien del FGS y lo curioso es ¿por qué no la vimos en la ANSES? Porque no está en ANSES. Todas las notas dentro del Estado se mueven electrónicamente por GEDE. Y esa nota no estaba, no había nada que certificara que dijera que hubo un funcionario que dijo “yo quiero este productor”.
–¿Y cuando se enteran de toda esta trama que se descubrió a partir de su decisión en ANSES, qué pensó?
–No conozco el mercado del seguro. No sé de las comisiones, del rol de los brokers, de si el seguro costaba mucho o poco. Si me preguntan, yo no entiendo muy bien para qué sirve un productor o un intermediario. Yo pienso en un intermediario en el seguro como en una inmobiliaria. A él se le paga porque buscó el departamento. Pero acá no había opción, ANSES tenía que contratar con Nación y no entiendo el rol.
–¿Y entonces por qué mandó a analizar el contrato?
–Lo que tenía delante mío era el número total. Y la verdad que me asustó ver 1.700 millones de pesos. Y tenía el prejuicio de que podíamos ahorrar con un auto seguro. Por eso no quise hacer estudios demasiado largos. Y estaba el antecedente de ANSES de que, salvo esos dos años, siempre hubo autoseguro. Eso me ayudó a romper la resistencia interna a cambiar.
–Entonces hubo resistencia en ANSES. ¿A qué se lo adjudica?
–Siempre hay resistencia a los cambios. Pero cuando hay firmeza y decisión, la gente acompaña. También hubo mucha resistencia para desvincular a 510 empleados, fue muy difícil y había todos no. Lo mismo pasó para publicar los haberes que cobra Cristina Kirchner, que me decían “no se puede, te vas a comer una denuncia penal”. Pedí los antecedentes para que dijeran por qué no podía informar el destino de fondos públicos como los que se administra la ANSES. Lo pudimos dar vuelta. (NdR: se informó oficialmente que la ex vicepresidenta cobra mensualmente 14,5 millones de pesos).
–¿Y por qué no se difundió nunca hasta ahora esa cifra?
–No sé. Tenía varios pedidos ANSES y sistemáticamente respondía que era “un dato sensible” o que “el usuario no autorizó dar el dato”. Esas eran las respuestas. Lo pedían diputados, senadores, periodistas y la respuesta siempre era NO. Hubo que meter presión para que el comité jurídico analizara la situación y la conclusión fue todo lo contrario. Había que difundir esa información.
–Pasaron todas estas cosas, algunas conocidas, como las maniobras con los seguros, y otras no tan conocidas. ¿Qué mensajes recibió de la política, el mundo empresario de su salida tan traumática?
–La mayoría de la gente me felicita y me apoya. De todos modos, lo que pasó sobre los seguros no es tanto mérito mío como de las investigaciones periodísticas que se hicieron en base a eso. Nosotros no conocíamos toda la trama que estaba detrás.
–Me refería al tema del despido que decidió Milei.
–Y fue todo muy violento. La verdad que me dicen muchos “hubiera sido bueno que sigas, si pudiste hacer estas cosas en tan poco tiempo…” pero ya está.
–Voy a volver sobre esto, pero quiero preguntarle. El decreto que permitió este negocio sigue vigente. ¿Para usted habría que derogarlo?
–Creo que sí, que debería haber algún mecanismo más competitivo. Muchas áreas de gobierno necesitan contratar un seguro y mi preferencia -hasta ideológica, si se quiere- es mejor tener un proceso más competitivo en el mercado del seguro. Poder hacer una licitación, una compulsa o tener algún mecanismo de competencia.
–Para ir terminando ¿qué reflexión hace de su despido tan repentino?
–El principal dolor es con mi pareja, Alejandra, porque la vi muy mal y se sintió muy mal por todo lo que pasó. Nunca hubo ningún indicio de que yo hubiese llegado a la ANSES por algún tipo de acuerdo político. Además, ella es una persona que no cayó a ese lugar en un paracaídas. Tiene antecedentes de haber trabajado en un montón de áreas en el sector público argentino, en el internacional, no llegó a esa banca por parentesco.
–¿Es decir que ella no llegó a ser diputado porque usted era el ministro de Finanzas de Córdoba?
–Hasta puede ser todo lo contrario, porque ella conoce mucho antes a Schiaretti y trabajó con él. Para ella fue muy doloroso y fue muy injusto, porque además se había tomado muy en serio la “Ley Ómnibus” y tenía mucha vocación constructiva. Por votar en un proceso súper desordenado, un inciso en contra tuvimos todo este desencadene. Fue muy duro para ella. Y para mí, lo peor es la deuda que se generó con todo mi equipo, gente que convoqué de Córdoba que tenía otras alternativas y que les dije venite. Estaban organizando su vida, algunos hacía dos días habían alquilado un departamento en Buenos Aires, otros habían cambiado los chicos de colegio. Una pena, muy triste.
–¿Y si tuviera que definir la decisión que toma Javier Milei con usted, cómo la definiría?
–Un enojo que lo canalizó mal. Estoy seguro de que si se sentara delante mío o de Alejandra se daría cuenta del error que cometió. Cuando se está enojado se pueden tomar malas decisiones. Lo cierto es que no corresponde que mi pareja me pregunte a mí qué tiene que hacer, porque tiene antecedentes de sobra para saber qué tiene que hacer. No se me pasaría por la cabeza ni que ella me condicione a mí ni yo a ella.