El Presidente sacó a la Argentina del acuerdo que votaron Estados Unidos, Europa, Israel y un centenar de países de Occidente. Es porque contradice de manera integral la agenda que propone La Libertad Avanza. “Fue un acto de soberanía y de verdadera defensa de la libertad”, afirmaron en el Gobierno. El análisis de diplomáticos y expertos
En el Gobierno describieron a la salida de Argentina del Pacto del Futuro en la ONU como un anticipo, el prólogo, del primer discurso que Javier Milei pronunciará como presidente frente a la Asamblea General de Naciones Unidas, que promete ser “más fuerte que el del Foro de Davos”, según advirtió un alto funcionario. Es una medida que tomó el jefe de Estado con el objetivo de plantarse en la vidriera más importante que tiene la diplomacia como una novedad política que intenta crear una nueva polarización.Se trata de un intento por reproducir en el ámbito internacional el éxito conseguido en el ámbito doméstico, que pasó en poco más de tres años de la agitación televisiva y mediática a construir un liderazgo que barrió, en simultáneo, al kirchnerismo y el antikirchnerismo, generando una nueva dicotomía. Sin embargo, en la ONU apareció un riesgo inocultable: quedar del “lado de los malos”.
La reunión en la Asamblea General de Naciones Unidas que votó el Pacto del Futuro
Lo concreto es que la decisión de Argentina, confirmada en un discurso por la canciller Diana Mondino, tuvo diversas interpretaciones, pero varios hechos concretos. El gobierno de Milei fue el único que comunicó la decisión soberana de “desasociar” al país del Pacto del Futuro, que acordaron los países. Lo hizo en un discurso que planteó la intención de convertir a la Argentina en un “Faro de Libertad” y que fue previo a la proclamación del acuerdo. Sin embargo, hubo una votación previa, vinculada a una enmienda que había pedido Rusia, que expuso el lugar de cada país y, sobre todo, sus “grupos de afinidad”. En esa votación -que no fue sobre el Pacto, sino sobre una enmienda- Argentina se ausentó junto a otros 26 países: Afganistán, Azerbaiyán, Bahamas, Brunei, Burkina Fasso, Chad, El Salvador, Eritrea, Esuatini, Guinea Ecuatorial, Haití, Kirguistán, Malí, Níger, Papúa Nueva Guinea, República Centroafricana, Samoa, Santo Tomé y Príncipe, Serbia, Somalia, Tonga, Turkmenistán, Uzbekistán, Vanuatu, Venezuela y Vietnam. Un hecho.
El otro hecho es que en esa votación se abstuvieron China, Arabia Saudita, Bolivia, Cuba, Argelia, Irak, Kazajistán, Kiribati, Laos, Malasia, Maldivas, Omán, Pakistán, Sri Lanka y Tailandia. Frente a estos 15 país hubo otros siete que votaron en contra y que son, parte de los Estados más cuestionados del globo por su escaso respeto a los derechos humanos, la libertad y las garantías fundamentales: Rusia, Irán, Corea del Norte, Siria, Bielorrusia, Nicaragua y Sudán.Más allá de los matices, Argentina quedó en una lista distinta a la de los 143 países que se expresaron juntos en la votación de esa enmienda y que fueron los artífices del Pacto del Futuro de la ONU, entre los que se destacan Estados Unidos e Israel -con quienes Milei tiene un alineamiento automático- Europa al completo, la mayoría de Asia, África y Oceanía.Hechos, dichos y la interpretación
Infobae consultó sobre esta decisión a fuentes del gobierno -que pidieron reserva de identidad- fuentes del ámbito diplomático y expertos en relaciones internacionales y en todos los casos reconocieron que Milei ejecutó una decisión política que contradice una tradición de posicionamiento argentino en materia internacional. Se trata de un rechazo al multilateralismo, a las políticas de no intervención, a la cooperación internacional como alternativa para resolver diferendos, el reconocimiento de las políticas de género, el apoyo y participación en la gobernanza internacional, como en la defensa de la ecología y la lucha contra la contaminación, entre otros aspectos.
El Pacto del Futuro de la ONU que rechazó el gobierno argentino plasmó en 56 acciones recomendadas, más un Pacto Digital y compromisos por las generaciones futuras que contradicen todo el ideario libertario.
“Integramos un nuevo bloque con otros siete países: Rusia, Irán, Siria, Bielorrusia, Corea del Norte, Sudán Nicaragua. Los 56 pronunciamientos de la agenda del futuro no tienen de malo, de hecho es una agenda muy abstracta, utópica”, explicó a Infobae Diego Guelar, que fue embajador en Estados Unidos, China, Europa y Brasil. Y recordó que, junto a esta decisión de rechazar el Pacto del Futuro, “salimos de la OMS, porque dijimos que no nos vamos a someter a las directivas de la Organización Mundial de la Salud, incluso después de la experiencia de la pandemia, que demuestra que hay que militar una OMS muy fuerte”.
“Al margen de avances y retrocesos y claroscuros locales, Argentina siempre fue un miembro de la comunidad internacional proactivo y positivo, con planteos muy razonables en términos de medio ambiente, derechos humanos, lucha contra la pobreza y la contaminación. Tuvimos una línea en general que se mantuvo bastante estable. Pese a cambios de administración no hubo grandes tumbos y por eso tenemos un alto reconocimiento y apoyo de Naciones Unidas. Pensemos que la gran mayoría de los países nos respalda en nuestra reivindicación de de Malvinas, por ejemplo. Como actor en el concierto de Naciones somos una nación respetada. Al menos hasta ahora”, explicó.
Desde el ámbito académico Federico Merke, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de San Andrés, explicó en diálogo con Infobae que con la decisión de rechazar el Pacto del Futuro de la ONU “Argentina quedó afuera de una enorme mayoría de países que considera que es necesario redoblar esfuerzos de cooperación global para enfrentar desafíos fundamentales como el cambio climático, la salud global, la inteligencia artificial o la paz mundial”.
Milei y Elon Musk, dos protagonistas de una agenda que se diferencia del consenso global
“En el mundo hay espacio para que co-existan muchos experimentos sociales y económicos, ahora que tengan éxito es otra cosa. Me cuesta pensar que la Argentina pueda salir de su laberinto de manera autónoma y sin atarse a compromisos. Los pide el FMI, la OCDE, Estados Unidos, China y Bruselas, entre otros. Además, las corporaciones globales tienen sus propios estándares de sostenibilidad y gobernanza. No quieren un mundo sin reglas, todo lo contrario”, aseguró.
Merke destacó en diálogo con este medio que “el desacople con la gobernanza global tiene impactos reputacionales, pero también es una señal costosa para las agencias de cooperación, los bancos de desarrollo y los inversores con agendas verdes. Además, quedar afuera nos deja sin una agenda global que podríamos usar para ampliar nuestra red de socios globales. En el corto plazo, claro, Estados Unidos prefiere una Argentina anti-woke que una Argentina pro-China”.
Cambio de dirección
El golpe de timón que se concretó en la sesión del domingo ante la Asamblea General de la ONU y que quedará expuesto en el discurso de Milei tiene una historia que se remonta al inicio mismo de la gestión actual, incluso, a la campaña electoral. Es que desde antes de convertirse en presidente, el economista venía fustigando las bases de los consensos internacionales, que imponían la denominada “Agenda 2030″, que fue ahora remozada por el Pacto del Futuro y extendido su alcance hasta el 2045.
Lo expresó antes de ser presidente y lo ratificó en el Foro de Davos. “Occidente está en peligro porque sus líderes fueron cooptados por una visión que conduce al socialismo y a la pobreza (…) El capitalismo de libre empresa es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre y la pobreza en el planeta”, fueron las frases de mayor impacto que pronunció en enero, un mes después de asumir la primera magistratura.
“El Pacto del Futuro no sólo lo estuvo negociando el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. Los diplomáticos no se dieron por enterados de que había asumido un nuevo presidente y pretendieron que Argentina siguiera en este acuerdo que, a todos luces, contradice lo que opina y propone Javier Milei”, comentó una calificada fuente libertaria. Según pudo saber Infobae, el mes pasado la Cancillería rompió en silencio para hacer al menos 25 aportes al acuerdo, pero al no ser escuchados ni tenidos en cuenta, se decidió salirse.
“Fue más un acto de soberanía que otra cosa. Fue mostrarse fuerte frente a frente a otros países. Es mentira que quedemos del lado de Rusia, Corea del Norte. Argentina fue el primer país en desasociarse, pero ahora se abre otra instancia para que otros países sigan este mismo camino. Esta decisión fue una herramienta para que Argentina quede como líder mundial”, explicaron los voceros.
El influyente secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, y el embajador Ricardo Lagorio, que fue marginado de la comitiva argentina
“Este Pacto propone que haya un consenso para que la ONU se meta en temas de redes sociales y definir qué es el discurso de odio, que va en detrimento de la soberanía del Estado, hay cláusulas del indigenismo, ideología de género, aborto, el ambientalismo, que impide el desarrollo a países como los nuestros, una agenda totalmente contraria a la que nosotros venimos defendiendo y que necesita Argentina”, afirmaron los voceros.
Más allá de las cuestiones retóricas, la misma fuente expresó la razón de fondo de este posicionamiento: “La valentía del presidente de Milei apunta a liderar mundialmente esta corriente”. La consolidación de una cruzada global libertaria.